Una plática que tuve con una excelente amiga esta semana me hizo reflexionar como padre, les comparto mi parecer.
Lo cierto es que los chicos crecen. Ellos se convierten en adultos. En el hogar latino, por lo general no tenemos esa idea de "mandar a volar" a los hijos una vez llegan a la edad universitaria como ocurre por regla en otras culturas. Conste, no soy partidario de esa práctica sin embargo, lo que sí considero que hacemos mal como padres es que paralelamente parece que no tenemos conciencia real de la situación de nuestros hijos ahora convertidos en adultos en casa y como sujetos legalmente reconocidos.
Al crecer y llegar a la vida adulta, nuestros chicos asumen nuevas responsabilidades personales las cuales muchas de ellas son formales y legales inclusive. Esto cambia el rol de ellos en la sociedad convirtiéndolos en protagonistas de sus decisiones y responsables de sus consecuencias y esta condicion nueva también influye su contexto de convivencia en casa.
Nuestros hijos adultos gracias a su nuevo estatus aunque nos neguemos a verlo así, consumen y necesitan más espacio físico y de todo tipo al convivir con nosotros en casa. Ignorar esta condición o pretender hacerlo es un error grave de los padres ya que los temas de la autoridad, protección y el amor hacia ellos de igual manera tiene que adaptarse a esa condicion.
Recordemos que cuando eran unos chicos, dependían al 100% de nosotros. Comían, estudiaban y se vestían de lo que podíamos darles. Se convierten en adultos y si hemos hecho bien nuestro trabajo como padres, lo lógico es que los hijos se integren en la sociedad como entes economicos y productivos, es decir o tienen un empleo o tienen un negocio que les aporta ingresos y muchos de ellos incluso deciden qué y dónde estudiar para luego irse de nuestro lado.
Convivir con los hijos adultos nos dará cuenta del trabajo realizado con ellos en los años anteriores. Si les instruimos en la Palabra de Dios desde chicos, seguro esa Palabra allí estará. Si les inculcamos la responsabilidad y saber darle valor a las cosas, seguro que de ellos mismos nacerá la voluntad de incorporarse a las soluciones de los problemas en casa. No será necesario que los papás vayan tras de ellos y a fuerza les exijan el apoyo financiero o moral que se requiere. Ellos mismos lo harán. Ellos mismos estarán anuentes a apoyarles.
Años atrás quizás cometimos el error incluso pueda que de omisión de alejar a nuestros hijos de los problemas de casa. Quizás al mantenerlos alejados de aquellos problemas ellos crecieron pensando en que en la vida no existen esos obstáculos. Digo, puede darse el caso. Por el contrario, si los problemas eran tratados siempre en familia y al nivel adecuado de ellos como niños, seguramente esa conciencia ahora que son adultos les hará ver que ahora sí ellos pueden ayudar a sus padres a salir a flote. Esto por citar un ejemplo respecto a la importancia que tiene el trabajo previo en esos años de formación de los hijos.
Mientras llega el día y la hora, lo mejor que podemos hacer como padres conviviendo con hijos adultos es adaptar la autoridad, el amor y la responsabilidad a la nueva talla de nuestros hijos. No me mal interprete, usted tiene siempre la autoridad en casa pero ya no puede ejercerla como siempre lo hizo a base del regaño y el castigo inclusive el castigo físico. Su amor y protección también tienen que crecer y llegar a la talla correcta: Sus acciones deben ser más claras que nunca y deberá ceder frente a muchos temores que ya no tienen justificación porque sus hijos ya están grandes, dejaron de ser el niño y la niña indefensos.
Mejorar la comunicación, decir "te amo", "te aprecio", "te respeto" de forma claras a tus hijos adultos. Darles espacio, voz y voto en casa los hará ser y sentirse importantes, respetados y ayudará a que ellos por sí mismos recuerden la formación que les diste y así el fruto bíblico del amor y los valores de la solidaridad, la responsabilidad y el apoyo incondicionales van a verse naturalmente, no harán falta los empujones.
Verdad: Los chicos crecen.
Los padres tenemos esa idea respecto a que los hijos siempre serán los chiquitines de la casa. Es una idea que solemos cometer el error de asumirla como una verdad literal y al hacerlo tácitamente procedemos a ignorar la evolución natural de la vida que va de la mano con el tiempo.Lo cierto es que los chicos crecen. Ellos se convierten en adultos. En el hogar latino, por lo general no tenemos esa idea de "mandar a volar" a los hijos una vez llegan a la edad universitaria como ocurre por regla en otras culturas. Conste, no soy partidario de esa práctica sin embargo, lo que sí considero que hacemos mal como padres es que paralelamente parece que no tenemos conciencia real de la situación de nuestros hijos ahora convertidos en adultos en casa y como sujetos legalmente reconocidos.
Al crecer y llegar a la vida adulta, nuestros chicos asumen nuevas responsabilidades personales las cuales muchas de ellas son formales y legales inclusive. Esto cambia el rol de ellos en la sociedad convirtiéndolos en protagonistas de sus decisiones y responsables de sus consecuencias y esta condicion nueva también influye su contexto de convivencia en casa.
Nuestros hijos adultos gracias a su nuevo estatus aunque nos neguemos a verlo así, consumen y necesitan más espacio físico y de todo tipo al convivir con nosotros en casa. Ignorar esta condición o pretender hacerlo es un error grave de los padres ya que los temas de la autoridad, protección y el amor hacia ellos de igual manera tiene que adaptarse a esa condicion.
Necesitamos Evolucionar en nuestra Convivencia en Casa.
"Mientras vivás en mi casa y consumás mi luz, agua, y todo lo que hay, tienes que obedecer todo lo que yo te diga". Esta afirmación es frecuentemente dicha por los padres y tiene lógica ya que en nuestra casa mandamos nosotros, sin embargo, si somos capaces de analizarlo bien nos daremos cuenta que esa autoridad por el bien de todos ya no tendría que ser estrictamente vertical con nuestros hijos adultos, sobre todo cuando ellos ya son financieramente independientes o están generando sus propios ingresos. En cuanto al amor y la protección también debemos ser capaces como padres de adaptarlos adecuadamente.Recordemos que cuando eran unos chicos, dependían al 100% de nosotros. Comían, estudiaban y se vestían de lo que podíamos darles. Se convierten en adultos y si hemos hecho bien nuestro trabajo como padres, lo lógico es que los hijos se integren en la sociedad como entes economicos y productivos, es decir o tienen un empleo o tienen un negocio que les aporta ingresos y muchos de ellos incluso deciden qué y dónde estudiar para luego irse de nuestro lado.
Convivir con los hijos adultos nos dará cuenta del trabajo realizado con ellos en los años anteriores. Si les instruimos en la Palabra de Dios desde chicos, seguro esa Palabra allí estará. Si les inculcamos la responsabilidad y saber darle valor a las cosas, seguro que de ellos mismos nacerá la voluntad de incorporarse a las soluciones de los problemas en casa. No será necesario que los papás vayan tras de ellos y a fuerza les exijan el apoyo financiero o moral que se requiere. Ellos mismos lo harán. Ellos mismos estarán anuentes a apoyarles.
Años atrás quizás cometimos el error incluso pueda que de omisión de alejar a nuestros hijos de los problemas de casa. Quizás al mantenerlos alejados de aquellos problemas ellos crecieron pensando en que en la vida no existen esos obstáculos. Digo, puede darse el caso. Por el contrario, si los problemas eran tratados siempre en familia y al nivel adecuado de ellos como niños, seguramente esa conciencia ahora que son adultos les hará ver que ahora sí ellos pueden ayudar a sus padres a salir a flote. Esto por citar un ejemplo respecto a la importancia que tiene el trabajo previo en esos años de formación de los hijos.
Espacio, Voz y Voto.
La importancia de la familia tiene que ir evolucionando en las distintas etapas de crecimiento de los hijos. Vienen a nosotros, los cuidamos, les guiamos y llegará el momento de soltarlos. A veces este ciclo se acorta, a veces suele omitir alguna etapa o mezclarse, y en otras ocasiones tarda un poco, pero siempre sucede, siempre se cumple, es la ley de la vida. Siempre va a llegar ese momento.Mientras llega el día y la hora, lo mejor que podemos hacer como padres conviviendo con hijos adultos es adaptar la autoridad, el amor y la responsabilidad a la nueva talla de nuestros hijos. No me mal interprete, usted tiene siempre la autoridad en casa pero ya no puede ejercerla como siempre lo hizo a base del regaño y el castigo inclusive el castigo físico. Su amor y protección también tienen que crecer y llegar a la talla correcta: Sus acciones deben ser más claras que nunca y deberá ceder frente a muchos temores que ya no tienen justificación porque sus hijos ya están grandes, dejaron de ser el niño y la niña indefensos.
Mejorar la comunicación, decir "te amo", "te aprecio", "te respeto" de forma claras a tus hijos adultos. Darles espacio, voz y voto en casa los hará ser y sentirse importantes, respetados y ayudará a que ellos por sí mismos recuerden la formación que les diste y así el fruto bíblico del amor y los valores de la solidaridad, la responsabilidad y el apoyo incondicionales van a verse naturalmente, no harán falta los empujones.
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